martes, 10 de febrero de 2009

Palabra de Dios *


Cuando el Angel Negro se reveló contra el creador, llegó a la conclusión de que jamás podría vencerle puesto que sus seguidores siempre estarían en minoría, por lo que decidió que su única esperanza de éxito se basaba en dividir las fuerzas de su enemigo. Por ello se dedicó a tentar a los hombres, no con el poder la ambición o la lujuria, pecados todos personales, disculpables y pasajeros, sino con la astuta promesa de que si adoraban a un dios determinado y defendían a ultranza su fe, alcanzarían el paraíso y una supuesta vida eterna que hasta ese momento nadie les había prometido. Con su acción propició el nacimiento de las diferentes religiones, cuya razón de ser no era otra que conseguir que los seres humanos se odiasen y matasen en nombre de un determinado dios, olvidándose de que el verdadero dios no necesita nombre.


Si intentas imponer a tu dios por la fuerza, ese dios es falso, puesto que el verdadero dios no necesita tu violencia para demostrar quien es. Si alabas en exceso a tu dios, asegurando que es el único verdadero, ese dios es falso, puesto que el verdadero está tan alto que no necesita alabanzas. Y si utilizas las armas para defender al verdadero dios, le estás ofendiendo, porque al hacerlo consideras que no es lo suficientemente fuerte como para defenderse por sí mismo.



*Este texto está sacado íntegramente del libro Un Mundo Mejor de Alberto Vázquez-Figueróa

martes, 3 de febrero de 2009

Metro Killers


Acabo de hacer una cuenta mental, bueno vale la he echo con la calculadora, pero si cada día tardo 45 minutos en venir al trabajo y otros 45 en llegar a mi casa (suponiendo que el atasco no sea supergrande, ni haya inclemencias temporales...) es una hora y media al día que paso en transporte para ir a trabajar, como trabajo 5 días a la semana, son 7,5 horas semanales (casi una jornada laboral), y al mes 33,75 horas (casi un día y medio). Supongamos que trabajamos 11 meses al año (siempre que la maldita crisis no reduzca esta fecha considerablemente). Esto supondría un total de 371,25 horas al año, o lo que es lo mismo 15,47 días. Madre mía, esto si que se puede considerar perder el tiempo. Menos mal que me dedico a culturizarme (los minutos que no estoy apretujandome en la puerta del metro preparandome para salir corriendo...) y me estoy leyendo la bibliografía completa de Alberto Vázquez Figueróa.


Por cierto he decidido que voy a hacer este blog más ameno, que se estaba haciendo demasiado filosófico y un tanto aburrido.


La foto que he puesto no tiene mucho sentido pero me mola.